Dios
todo amoroso y eterno, te agradecemos por habernos llamado desde tu divina
providencia, a ser servidores de tu Palabra al estilo de San Antonio María
Claret, junto a muchos rostros y nombres que han permitido al acontecer del
Reino en esta tierra de gracia, a lo largo de 100 años de presencia.
Tú
quieres la salvación de todos los pueblos; te pedimos que los misioneros
claretianos de Venezuela, sigamos arraigados en Cristo, para continuar la misión
encomendada, con fuerza profética y animados por tu Santo Espíritu, y somos
audaces para conseguir por todos los medios atraer el camino de la verdad a los
hombres y mujeres de la tierra, para crear una comunidad más justa y sinodal.
Que
la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, nos siga llevando a las fronteras,
al pueblo, su fiel devoto.
Amén
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