La Semana Santa en Los Curos, parroquia civil Osuna
Rodríguez del municipio Libertador del estado Mérida, es mucho más que un
calendario litúrgico: es una experiencia profundamente arraigada en la vida de
la gente.
Cada año, las calles se convierten en escenarios de
encuentro, oración y reflexión, donde las familias se reúnen para revivir los
momentos más significativos de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Estas actividades, organizadas con esmero por la parroquia
Corazón de María y acompañadas por múltiples grupos pastorales, reflejan una
espiritualidad popular que fortalece la identidad de esta comunidad andina.
Las actividades comenzaron desde el Domingo de Ramos, con la
tradicional bendición de las palmas desde el mercado de Los Curos a la Iglesia.
Desde allí, una multitud recorrió en procesión las calles hasta llegar al
templo parroquial, con cantos, oraciones y una notable participación juvenil.
“Venimos cada año con nuestras palmas, porque esto nos recuerda que Jesús entra
a nuestras vidas con esperanza”, comentó la señora Carmen Orozco, vecina del
sector A de Los Curos. Esta celebración dio inicio a una semana llena de
momentos conmovedores y de profundo recogimiento.
Durante los días lunes, martes y miércoles santo se
realizaron las celebraciones penitenciales, misas y visitas a los enfermos.
Grupos pastorales juveniles acompañaron a los ministros de la Eucaristía en
estos encuentros, llevando no solo el sacramento sino también palabras de
consuelo y alegría a los hogares. “Mi abuela estaba esperando con ansias que
llegara el padre. Sentir que la parroquia no se olvida de quienes no pueden
asistir a misa nos llena de amor”, compartió Mariana, una joven que acompañó la
visita a su casa en el sector 4 de la urbanización Los Curos.
Una comunidad que camina junta con
la cruz
El Jueves Santo, la celebración de la Cena del Señor y el
lavatorio de los pies fue uno de los momentos más significativos. Como es
tradición en la parroquia, personas de distintas edades y sectores fueron
elegidas para representar a los apóstoles, mostrando el rostro diverso de la
comunidad. Al final de la misa, el Monumento con el Santísimo fue acompañado
hasta medianoche por fieles que rezaron y cantaron en vigilia, en un ambiente
de profunda contemplación.
El Viernes Santo, desde horas tempranas, se realizó el
Viacrucis viviente, que recorrió las calles principales de Los Curos. Jóvenes
de la pastoral juvenil dramatizaron con intensidad cada estación del camino de
Jesús, despertando emociones en quienes los acompañaban.
“Lloré viendo a ese muchacho cargando la cruz… me recordó el
sufrimiento de tantos que hoy también son crucificados por la injusticia y el
abandono”, dijo emocionada la señora Teresa, del sector 5. Por la tarde, la
celebración de la Pasión del Señor, con la adoración de la cruz, reunió a
cientos de personas dentro y fuera del templo parroquial, que seguían la
ceremonia con respeto y devoción.
El Sábado Santo estuvo marcado por el silencio y la espera.
La Vigilia Pascual, sin embargo, trajo nuevamente la alegría a la comunidad. En
la iglesia de Los Curos, se encendió el fuego nuevo, símbolo de la luz de
Cristo resucitado. Con velas encendidas, los fieles caminaron en procesión
hacia la iglesia, donde se celebró la misa más solemne del año. Bautismos y
confirmaciones de jóvenes y adultos alegraron la noche. “Es hermoso ver cómo la
fe se renueva con nuevos miembros. La iglesia está viva, y eso se siente aquí”,
expresó el diácono permanente de la parroquia.
Una Semana Santa que une y
transforma
La Semana Santa en Los Curos no es solo un conjunto de actos
religiosos, sino una experiencia comunitaria que fortalece los lazos entre
vecinos, revive la memoria de los mayores y siembra esperanza en los más
jóvenes. Niñas, niños, adultos mayores, catequistas, músicos, servidores del
altar, grupos de liturgia y hasta pequeños emprendedores que ofrecieron dulces
típicos a las afueras del templo, todos fueron parte de una misma vivencia de
fe.
Para muchos, esta Semana Santa tuvo un significado especial
tras tiempos de crisis e incertidumbre. “Volver a llenar la iglesia, caminar
juntos, compartir la fe… nos hace sentir que no estamos solos”, reflexionó el
profesor Ángel Salas, miembro del consejo pastoral. Otros vecinos coincidieron
en que estos días son también una forma de resistencia y de afirmación de los
valores que sostienen a la comunidad. “Aquí seguimos, con fe, con amor, con
memoria”, dijeron al concluir la Vigilia Pascual.
La Semana Santa en Los Curos es, en definitiva, una
celebración donde la vida vence a la muerte no solo en el relato del Evangelio,
sino en cada gesto solidario, en cada oración compartida y en cada abrazo entre
vecinos. Una manifestación viva de que, en esta comunidad, la fe no se guarda
solo en los templos, sino que se camina, se canta, se sufre y se celebra en las
calles, en los hogares y en el corazón de su gente. CIBERPAZ/conIA
Mayor información: memoriacolectivacatedradelapaz@gmail.com
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